Un vaquero en la batalla de Teruel


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No tenía información de sus mandos. Ni tampoco del futuro, como la que tenemos nosotros. Pero tenía ojos y oídos y no se le escapaba que algo estaba a punto de pasar. La línea azul con la que he unido en este mapa los diversos lugares por los que fue pasando mi tío abuelo Joaquín Figuerola hace que su recorrido parezca un río que fluyó a la inversa: desde la costa mediterránea hasta las montañas de Teruel.

Él mismo intuyó que el devenir de la guerra lo estaba arrastrando hacia un punto caliente. En la carta que remitió el 10 de diciembre de 1937 desde Escorihuela escribió lo siguiente:

Aqui hay mucha actividad mucho movimiento de camiones y tropas han pasado sobre unos doscientos camiones de la brigada división lister algo habra por este frente cuando viene por aqui

No se equivocaba. El ejército de Franco había conquistado ya todo el norte de la Península y podía disponer de las tropas que habían participado en la ofensiva. La idea del Generalísimo era emplear el máximo de sus fuerzas en un ataque definitivo sobre Madrid. Mientras el hermano de mi abuelo escribía su carta, el bando contrario acumulaba un número escalofriante de efectivos en la provincia de Guadalajara. Habían elegido ese flanco para abrirse camino hasta la antigua capital del país. Advertidos de los movimientos del enemigo, los mandos republicanos comprendieron que solo tenían una forma de evitar la caída de Madrid: iniciar un ataque fulgurante en algún otro punto del tablero.

Apenas cinco días después de que el hermano de mi abuelo presenciase el convoy militar de Líster e ignorando las temperaturas de hasta 20 grados bajo cero, el ejército popular de la República atacaba la ciudad de Teruel. En la carta que escribió ese día, Joaquín no menciona nada del inicio de las operaciones.

La siguiente carta de J. fue remitida desde Lidón el 23 de diciembre. Teruel ya estaba en manos de los republicanos, a excepción de algunos edificios en los que se refugian las últimas tropas rebeldes. Franco decide dejar para otro momento el ataque a Madrid y envía al coronel Rey d’Harcourt, su hombre al mando, un telegrama que con una frase que posteriormente sería muy citada:

«Tened confianza en España, como España confía en vosotros”.

El día 27, mientras las mejores tropas de Franco acuden en auxilio de los sitiados, Joaquín escribe a Enriqueta desde las lomas de la localidad de Pancrudo. Su camino y el de la Historia estaban a punto de cruzarse. El fin de año iba a ser decisivo para la batalla de Teruel. El 1 de enero mi tío-abuelo volvería a escribir . En el remite ya no detallaría población alguna. Tan solo “Frente de Teruel”.

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