Torán, la brigada inexistente

Amado Figuerola Vidal, en los años 40, durante el servicio militar

El hombre que aparece en la imagen adjunta era posiblemente el único que tenía la respuesta a una de las mayores incógnitas que le siguen quedando a esta historia. Se llamaba Amado Figuerola Vida y era mi abuelo. Se sabía que había abandonado el Instituto para Obreros de Valencia para ir al frente, pero no en cuál ni con qué unidad militar. Recuperar su rastro se hacía difícil.

Agotadas las posibilidades de encontrar a alguien que pudiese desvelar el misterio, me agarré a una última opción: seguir el rastro de la pensión que le concedieron en los 90 como ex miembro del ejército republicano. Si había tenido que justificar su participación en la guerra, los archivos estatales debían de conservar una copia de los documentos que aportase. Escribí a la Subdirección General de Ordenación Normativa, Recursos e Información de Clases Pasivas como quien lanza un mensaje en una botella y volví al día a día.

Al cabo de unos meses encontré una carta en el buzón. Contenía una copia de la resolución que le reconocía como “miembro de las fuerzas armadas al servicio de la II República Española” y le concedía una pensión por ello. Al leerlo recordé el triunfo que aquello supuso para él: el reconocimiento, tras más de medio siglo de persecución y silencio, de que él no era menos que los que habían luchado en el otro bando. Las páginas posteriores incluían también copia del documento en el que, apoyado por dos compañeros de armas, declaraba ante notario haber ejercido de Comisario de Compañía en la “Brigada Torán”.

Amado Figuerola declaraba haber servido en la brigada Torán

Al leer aquellas palabras por primera vez sentí la adrenalina del que cree que ha hallado algo. A pesar de que aquella brigada tenía un nombre inusual y carecía de numeración, tan solo habría que acudir a los libros y por fin podría completar el hueco que faltaba en la historia de mi abuelo: su recorrido en la guerra civil española.

Una vez más, fieles a su costumbre de no obedecer a los míos, los hechos ya habían desplegado sus propios planes. En ninguno de los libros consultados, en ninguno de los archivos con los que me he puesto en contacto, hay rastro alguno de una brigada llamada Torán.

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