El día 1 de abril de 1939 el diario Humanidad, que durante los años de la guerra había salido a la calles de Alcoy con el subtítulo de “Diario de la Revolución”, dejó de hacerlo para siempre. Su lugar en los quioscos locales fue ocupado por la Gaceta de Levante, cabecera a la que, a su vez, Humanidad había sustituido cuando las organizaciones sindicales se hicieron con el control de la ciudad.
En los escasos 40 días en los que la Gaceta de Levante salió a la calle sirvió como instrumento para dar a conocer el armazón ideológico del nuevo régimen. Consignas falangistas como “Por el Imperio hacia Dios” o “José Antonio supo que entre vosotros están los fundadores del Imperio” impregnaban las páginas del periódico.
En otro ejemplo de los nuevos aires que habían llegado a la ciudad y a todo el país, escasos días después de la finalización oficial de la guerra, el diario publicaba los “Puntos iniciales del Estado Nacional Sindicalista” (“Creemos en la suprema realidad de España…” “España es una unidad de destino en lo universal…”).
El 4 de mayo de 1939 la Gaceta publicaba en portada el siguiente anuncio:
Por lo visto, el número de denuncias registradas era sensiblemente menor al de otros municipios. El periódico se usaba como medio para exhortar a los ciudadanos a cumplir con su deber y delatar a todos aquellos vecinos que tuviesen algo que ocultar. Aquel fue el contexto en que mi abuelo fue denunciado. Ni siquiera creo que se tratase de nada personal.
Seis días después de publicar aquel anuncio, también este diario fue sustituido por otro, la Hoja Oficial, que tan solo iba a durar un mes y medio. Después, la ciudad vio cómo se rompía su larga tradición periodística y se adentró en los años más negros de la posguerra sin ninguna cabecera de prensa local.