Ando con las correcciones del libro y revisando la documentación que he reunido en estos años. Un viaje al disco duro de mi ordenador constituye ahora mismo una experiencia confusa. Al sumergirse en las carpetas de documentos uno se enfrenta a tiempos diversos que no se sabe si se suceden o se superponen. La apertura de alguna de las pruebas recopiladas en el proceso de investigación es hoy un viaje que, sorprendentemente, tiene dos destinos: el pasado que intento reflejar en mi relato y el mío propio. Al mismo tiempo que voy hacia mi abuelo y sus hermanos en los años de la guerra, me veo también a mí preguntado por ellos a los papeles de un archivo. A unos y a otros los días nos han traído cambios. Con un poco de suerte, dentro de poco traerán también una novela.
El papel al que he vuelto hoy es una imagen del preciso momento en que mi abuelo dejó de ser un ganadero para enrolarse en el departamento de Prensa y Propaganda del consejo municipal de Alcoy. El Ayuntamiento republicano y el hasta entonces alcalde habían sido reemplazados por un órgano en el que se encontraban representadas los partidos y sindicatos de izquierda. Era la primera vez en la historia que alguien de la familia se desligaba de la tierra para trabajar en una oficina.